Archivo mensual: abril 2013

Experiencia de un postdoc en el extranjero

Hace tiempo que quería escribir una entrada acerca de mi experiencia como investigador postdoctoral en el extranjero. Ilustres blogueros han contado ya sus experiencias y opiniones al respecto. Algunos no se han ido y han contado por qué piensan que no es necesario irse ([1] y [2]). Otros se fueron y comentan que no les ha ido todo lo bien que querían. Y también hay quien se niega a  irse aunque esa fuera la única opción de seguir investigando. En las siguientes líneas intentaré explicar cómo me fue a mí, dejando claro que cada caso es diferente y que lo que yo viví no debe ser tomado como un ejemplo “típico”.
Lo primero que debo decir es que lo mío no fue una fuga de cerebros. Yo no me vi empujado a salir de España para poder seguir trabajando como investigador. Yo podía haber seguido en el mismo laboratorio o, como muy lejos, en la misma facultad en donde hice la tesis doctoral. Sin embargo, decidí irme. Me marché para aprender cosas nuevas que completaran mi formación: nuevas formas de trabajar, nuevas técnicas de laboratorio, etc… Mi plan era irme a Londres, pero al laboratorio donde iba a ir le denegaron el proyecto que había pedido y con cuyo dinero iban a pagarme, así que tuve que buscar otro sitio al que ir. Y así descubrí que en Cambridge buscaban a alguien con un perfil similar al mío. Tras una entrevista telefónica y otra en persona, conseguí el puesto.

 

El grupo en el que estuve trabajando durante más de tres años es un grupo grande y con muchísimo dinero disponible para investigar. Está formado por más de 30 investigadores, la mayoría de ellos postdoctorales, de unas 20 nacionalidades distintas. Se trabaja con células, ratones, pez cebra y moscas. Desde el punto de vista científico fue una época muy buena. Aprendí nuevas técnicas y nuevas formas de trabajar, establecí muchos contactos, publiqué en las mejores revistas, etc…

Además, aproveché todo lo que pude el hecho de estar en la Universidad de Cambridge. Realicé todos los cursos de formación para la docencia que se ofertaban, y que eran gratuitos. Estuve dando clase de Neurobiología, lo que me hizo aprender muchísimo no solo acerca de cómo dar clase, sino de la propia materia, de la que solo conocía la pequeña parte que era tenía que ver con mi línea de investigación. Los alumnos eran muy buenos y estaban bastante motivados, lo que facilitaba mucho las cosas. Descubrí que, aunque sea sacrificado, es muy gratificante dar clase.

Llegando a la ciudad

Y por último, en lo personal también me fue muy bien. Mejoré mi nivel de inglés, hice nuevas y muy buenas amistades, descubrí la vida en los college gracias a que formé parte del Trinity Hall (incluyendo las cenas con capa a lo Harry Potter), y disfruté de la vida en una ciudad pequeña, pudiendo ir a todos lados en bicicleta y jugando al fútbol en los parques. Hasta tal punto me adapté a la vida inglesa que me hice un verdadero fan de la cerveza británica y ¡hasta jugué al cricket!

Bueno, tras este brevísimo resumen puede que os parezca que todo era de color de rosa en Cambridge, no solo para mí sino para otros de los investigadores españoles que están o estaban allí. Sin embargo, para la mayoría, hay un problema gravísimo: no es nada sencillo volver a España. Si el objetivo es volver a un puesto en la Universidad, la cosa se complica muchísimo, ya que las plazas, por mucho que se pregone la excelencia, no son realmente competitivas, sino que suelen ser para los que ya están en el departamento. Por otra parte, los recortes que los políticos españoles han dado al presupuesto para la investigación hace que cada vez haya menos ayudas para contratar investigadores, y menos dinero para proyectos de investigación.

Llegados a este punto, alguno puede estar preguntándose lo siguiente: si todo está tan mal aquí y todo estaba tan bien allí, ¿por qué te volviste? Bueno, me volví porque quería formar una familia aquí en España. Hay gente que ama la ciencia y que haría cualquier cosa por ella. Yo no. Yo quiero a la ciencia, pero amo a mi familia, así que si tengo que elegir entre una de las dos, lo tengo claro. Si no puedo trabajar como investigador, lo intentaré en otra cosa, esté relacionado con la ciencia o no. Eso sí, siempre me quedará este blog para poder dar rienda suelta a mis inquietudes científicas.

Moisés García Arencibia

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