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Cerveza y salud: del mito a la ciencia

Esta semana se está celebrando aquí el 39th Cambridge Beer Festival, al que asisto diariamente. Mientras bebía las pintas, pensaba sobre qué podría escribir  en el blog. Ninguna noticia había llamado mi atención esta semana por exagerar los resultados de un artículo científico, interpretarlos mal, o directamente por decir lo contrario. Sin embargo, la respuesta estaba allí mismo, a mi alrededor, en mi vaso con capacidad para más de medio litro (1 pinta=568.261485 mililitros). Decidí escribir sobre la cerveza.

El Festival está organizado por CAMRA, que son las siglas de Campaign for Real Ale, una asociación para la defensa de los derechos de los bebedores, de los pubs y de la auténtica Ale. A muchos les vendrá a la mente cuando piensan en una Ale la imagen de una cerveza caliente, sin gas, y con un sabor raro, nada que ver con las fresquitas cañas o botellines que se beben en España, de nuestras queridas cervezas rubias (Mahou, Tropical, Alhambra, Estrella, etc…) conocidas como Lager. Pero, ¿cuál es realmente la diferencia entre una Ale y una Lager? La diferencia está en la levadura que se utiliza para su preparación. Para las Lager se usan levaduras «de baja fermentación», porque se quedan en la parte baja de la mezcla durante la fermentación. La principal es Saccharomyces uvarum . Estas levaduras trabajan mejor a unas temperaturas bajas de 5-12ºC. El resultado conocido es el de unas cervezas claras y con un sabor ligero. Para preparar una Ale se usan levaduras «de alta fermentación», denominadas así porque suben a la parte alta de la mezcla durante la fermentación. La principal es Saccharomyces cerevisiae. Estas levaduras trabajan mejor a temperaturas entre 15-22ºC, y durante la fermentación producen mayor cantidad de ésteres que inciden en el sabor del producto final, que es el de una cerveza más turbia y con sabor más complejo. El Festival ofrece durante 6 días más de 200 tipos distintos de Ales, desde las más claras (Pale Ale) a las más oscuras (Stout) pasando por otros tipos como Mild, Ruby, Porter, Older, IPA, afrutadas, etc…

Real Ale (Fuente: Wikicommons)

Ante tanto exceso cervecero, siempre hay quien justifica el consumo de cerveza alegando sus posibles beneficios para la salud, mientras otros lo condenan por sus efectos negativos. ¿Qué hay de cierto en una y otra postura? Para aclarar algunas de estas dudas , se ha celebrado recientemente en Bruselas el 6º Simposio de Cerveza y Salud. El objetivo de este simposio era responder a una serie de preguntas acerca de la cerveza, de las que pongo aquí algunas:

  • ¿Es la cerveza tan buena como el vino para el corazón?

 El consumo moderado de vino se ha asociado con una disminución del riesgo cardiovascular. No se había visto este efecto con la cerveza, pero un meta-estudio actualizado que se ha publicado recientemente descubre que ocurre lo mismo: mientras que un consumo elevado de alcohol es perjudicial para la salud cardiovascular, un consumo moderado de cerveza podría ser beneficioso (Eur J Epidemiol 2011 26:833–850).

  • ¿Tiene la cerveza algún efecto sobre el deterioro cognitivo o la demencia?

Aunque se ha sugerido que el consumo moderado de cerveza podría proteger frente al deterioro cognitivo o la demencia, una revisión publicada recientemente por Panza et al. en el International Journal of Geriatric Psychiatry concluye que este efecto no está suficientemente demostrado. Eso sí, añade que el consumo moderado de cerveza no incrementa el deterioro cognitivo o la aparición de demencia.

  • ¿Te hace engordar la cerveza?

A pesar de la tan famosa «barriga cervecera», en el simposio se presentó un meta-análisis que concluía que no hay suficientes evidencias para afirmar que un consumo moderado de cerveza (menos de 500 ml al día) esté asociado con la obesidad. Sin embargo, consumos superiores a esa cantidad sí estarían asociados con la obesidad.

  • ¿Es la cerveza buena para los huesos?

Aunque el alcoholismo tiene un efecto negativo sobre la masa ósea, el consumo moderado de cerveza parece tener un efecto beneficioso, principalmente mediado por el silicio que aporta (Am J Clin Nutr 2009;89:1188–96). No hay que confundir este aporte natural de silicio con algunas magufadas que circulan por ahí.

  • ¿Es la cerveza efectiva para rehidratarse tras hacer deporte?

Según el Profesor Manuel J. Castillo, de la Universidad de Granada, la cerveza es tan efectiva como el agua a la hora de rehidratarse y recuperarse tras el ejercicio, al menos en individuos jóvenes y sanos.

  • ¿Es la cerveza sin alcohol buena para las mujeres que dan el pecho?

Según la Dra. Maria Teresa Hernández-Aguilar, de la Agencia de Salud de Valencia, los nutrientes y antioxidantes de la cerveza sin alcohol pueden ser beneficiosos para las madres que dan el pecho a sus hijos. Se vio que el consumo de cerveza sin alcohol aumentaba los niveles de antioxidantes en la leche materna y en la sangre del bebé.

Como se puede ver, el simposio presenta numerosas evidencias a favor del consumo moderado de cerveza. El hecho de que esté financiado por The Brewers of Europe, que reúne a 28 asociaciones nacionales de cerveceros, puede causar un sesgo positivo y que no aparezcan ponencias negativas. Sin embargo, los artículos ya publicados antes de la celebración del simposio no informan de conflicto de intereses. Finalmente, el simposio concluye que el consumo de alcohol en grandes cantidades, así como el consumo de alcohol en cualquier cantidad por parte de menores resulta perjudicial.

Yo, por mi parte, volveré al Beer Festival a ver si se me ocurren nuevas ideas con una pinta en la mano. Igual tiene algo que ver el que el consumo moderado de alcohol facilite la resolución creativa de problemas.

Nota: Esta entrada participa en la XIII Edición del Carnaval de Biología que se celebra en el gran Blog Caja de Ciencia de Marisa Alonso ( @lualnu10) y cuyo tema son las levaduras.

 

Moisés García Arencibia

Referencias:

ResearchBlogging.orgSierksma, A., & Kok, F. (2012). Beer and health: from myths to science European Journal of Clinical Nutrition DOI: 10.1038/ejcn.2012.30

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